Cuando nada es lo mismo pero todo es igual: vivir es la respuesta

La mayoría de las mañanas la primera persona en saludarme es el frutero de mi calle. Resulta agradable que alguien te reciba con una sonrisa nada mas empezar el día. Lo curioso es que hace varios años, me ocurría lo mismo en Berlín.

Mi barrio actual y el que tenía en Berlín en aquellos tiempos, no tienen absolutamente nada que ver, son completamente distintos, pero se da la peculiaridad de que en ambos mi manera de empezar el día al salir a la calle resulta ser similar, con el saludo del frutero.

Yo apenas como fruta, ¿será que el universo me recuerda que debería hacerlo? Bromas aparte, te puede parecer una anécdota de lo más trivial pero a mi esto me lleva a una reflexión sobre la manera en la que vivimos nuestra vida, como hay cosas que nunca cambian y como hay patrones que se repiten.

Y es que tu puedes cambiar de ciudad, de país, de continente si quieres, puedes cambiar de amigos, de pareja, de trabajo, de vida pero si no cambias internamente las cosas seguirán siendo iguales, para bien o para mal, allá donde vayas.

descubrir tu interior


Muchas veces, en un intento de dejar atrás nuestros problemas o de ser más felices, vamos saltando de aquí para allá, de trabajo en trabajo, de pareja en pareja, de ciudad en ciudad o sea lo que sea que vamos repitiendo cosechando un resultado muy similar. Proyectamos en lo exterior nuestra felicidad convirtiéndonos en el conejo que corre detrás de la zanahoria atada a un palo.

Seguro que has conocido a alguien que se queja de su trabajo pero al cambiar de trabajo sigue quejándose, se lamenta de que todas sus relaciones son un fracaso pero nunca se ha tomado el tiempo de estar solo o de pensar realmente que es lo que quiere o siempre tiene los mismos problemas con las personas aunque se trate de personas distintas.

Tal vez conozcas a alguien en alguna de estas situaciones o quizás tu mismo las hayas vivido, pero generalmente nos resulta más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Y al final se resume a la mismo, buscar en el exterior para ser más feliz, intentar cambiar lo de fuera buscando la felicidad interna. Si repites patrones, si te ves en situaciones molestas una y otra vez tal vez sea el momento de plantearse mirar hacia adentro.

Y es que el cambio no está fuera, el cambio está dentro. Es cuando empezamos mirando hacia dentro, viendo lo que sentimos, comprendiendo donde estamos y cuando decidimos que es dentro donde hemos de buscar que de repente las cosas se transforman, porque he provocado la transformación desde el interior y por lo tanto ese cambio ha fluido de manera natural.

En ocasiones ni siquiera se trata de cambiar nada, a veces es cuestión de mirar dentro y aceptar lo que sentimos, dejarnos ser, aceptar que si en este momento nos sentimos así es porque eso es lo que tiene que ser. Como verás no se trata de cambiar sino de aceptar. Y cuando aceptamos es cuando las cosas se recolocan y cuando los cambios que se tienen que dar, lo hacen de una manera sana y sin resistencia.

las respuestas están en ti


Pongamos un ejemplo que seguro hemos sentido todos, te sientes triste o enojado por algo que te ha acontecido pero no te permites vivir estas emociones porque las consideras negativas, pasan los días y ese enojo o esa tristeza sigue ahí. Sin embargo curiosamente cuando te permites vivir esas emociones desaparecen mucho más rápidamente porque les has dado el espacio que necesitaban.

Pero claro, es más fácil negar lo que no nos resulta agradable y si es posible evitar la situación o huir de ella. Y es verdad, puedes poner tierra de por medio pero esas cosas que te molestan irán contigo allá donde vayas.

Y dirás ¿y qué hago entonces? Por irónico que parezca muchas veces no es una cuestión de qué hacer sino más bien una cuestión de dejarse sentir. Sentir lo que te toca, si estás triste aceptar esa tristeza, si sientes rabia manifestar tu rabia. Reprimir lo que llevas dentro no lo hará desaparecer, lo que harás será convertirlo en una carga y echártelo a la espalda.

Con esto no digo que no actuemos ante los problemas sino que comencemos por aceptar aquello que nos molesta, que nos tomemos el tiempo en reconocer que es realmente lo que me molesta y nos permitamos sentirlo. A partir de ahí ya podremos decidir como actuar y seguramente será más sencillo hacerlo porque lo haremos desde la aceptación de lo que es y no desde la resistencia del no querer sentir aquello que no me gusta.

En esta ocasión no te propongo una serie de ideas para no repetir patrones, simplemente me gustaría que te plantearías que cosas en tu vida se repiten y te gustan y que patrones se repiten y te desagradan.

Me parece una manera bonita de conocerse más a uno mismo, aceptarse y ver que si algo se da en nuestra vida de manera recurrente puede ser que tenga más que ver conmigo que con el exterior. Es una manera de entrar en contacto con nuestro poder interno, aceptarnos y ver cuales son aquellas cosa que no nos gustan y queremos cambiar.

El primer paso para poder mejorar mi realidad es darme cuenta de como soy yo el que la estoy creando, y es que la respuesta a todos mis anhelos nunca va estar fuera, siempre la voy a encontrar dentro de mi.