¿VIVES TU VIDA O LA DE OTROS? ESTRATEGIAS PARA SEGUIR TU CAMINO

Desde pequeñitos vamos creando nuestra visión del mundo en función de la realidad que nos rodea, de lo que vemos que hacen los otros, lo que oímos que deberíamos hacer y la sensación que nos provoca ese sentido de pertenencia al grupo.

Necesitamos de los demás para sobrevivir, de ahí que nos adaptemos lo más posible a nuestro entorno para no sufrir y sentirnos parte del grupo. El problema viene cuando silenciamos nuestra propia voz para adaptarnos a las expectativas de los demás.

Puede que llegue un momento en el que no te sientas bien con la realidad que te rodea y decidas probar caminos menos transitados y te encuentres con que los demás no te comprenden o que te intentan disuadir.

Esto te hace dudar de ti mismo y plantearte si tu forma de ver la vida es la correcta. Recuerda que nuestro tiempo en este mundo es limitado. No podemos decidir el tiempo que nos queda pero si podemos decidir que hacer con él ¿Quieres vivir la vida de otros?

Imagino que no, supongo que quieres disfrutar de la grandeza de poder elegir que quieres en tu vida. Imagínate una persona que estudie derecho, aunque no le guste, porque todos en la familia son abogados, tal vez tenga éxito pero será el éxito de otros. Igual quiere ser pintor y no le sale la cosa bien, pero por lo menos sería su propio fracaso.

Hace unos meses te hablé en el post de la autenticidad de lo importante que es vivir desde nuestra esencia y te deje unas claves para mostrarte tal y como eres y vivir desde tu ser. Mejor ser la mejor versión de uno mismo que la segunda mejor versión de otro.

Ahora bien, que seas auténtico y que te decidas a seguir tu propio camino no quiere decir que no dudes, que no te dejes arrastrar por los otros o que incluso no siempre estés tan seguro de ti mismo. La buena noticia es que todo esto se puede trabajar y te digo como:

-La vida se compone de decisiones: Si tu no decides, otros lo harán por ti. A veces tenemos miedo de tomar decisiones por si no es la correcta, pero a veces no se trata de A o B sino de tomar la decisión que encaja con nuestra esencia. Elige desde el corazón, desde el amor, no desde el miedo.

-No culpes a otros de tus problemas, responsabilízate: es muy fácil decir que tu no has hecho esto o lo otro porque tus padres te educaron así, porque tu cultura es de tal manera, etc. Tal vez tengas razón, pero eso no impide que no le puedas dar un vuelco y seguir por tu camino. 

Asumir que tu eres quién decide que hacer con tus circunstancias te da valentía y coraje. Decide que quieres en tu vida, toma tiempo para conocerte y empieza a dar los pasos necesarios para vivir la vida que tu quieres.

-Párate a pensar cuantas cosas hacemos en piloto automático, simplemente por que siempre lo has hecho así. En el momento que tomes consciencia de esto, podrás decidir que cosas quieres seguir haciendo como siempre y que otras cosas quieres cambiar.

-No temas defraudar a otros: realmente no nos damos cuenta, pero hacemos muchas cosas para complacer a otros y esto nos lleva muchas veces a perdernos. Te pongo el ejemplo de antes, alguien que estudie derecho porque es lo que se espera de él, tarde o temprano si esta no ha sido su elección se sentirá perdido y ahí es cuando uno se da cuenta de que no sabe lo que quiere porque nunca se lo ha planteado.

-Plantéate tus valores: este es un clásico mío, me repito mucho pero es que es la clave. Cuanto más claros tengas tus valores, más sencillo será tomar decisiones y vivir la vida a tu manera sin dejarte influenciar por los demás. 

Si tu tienes claro que tus valores son vida sencilla, vivir en el campo y reducir el consumo al mínimo no te dejarás convencer de que lo mejor para ti es ser ejecutivo y vivir en una gran urbe y no dudarás de que mudarte a un pueblo de 100 habitantes es la mejor opción para ti.

-Acéptate tu primero y luego te aceptarán los otros: Cuando conocemos nuestros valores es cuando ganamos en seguridad y cuando nos aceptamos más a nosotros mismos y a los demás. Y es una cosa curiosa porque ya lo dice la frase:

 -Cuidado con la gente condescendiente: en cuanto se nos ocurre hacer algo un poco fuera de lo convencional aparecen personas que nos dan su opinión (sin ni siquiera pedírsela) y tratan de aleccionarnos para que “entremos en razón”.

Ojo, con esto no digo que no escuchemos a los demás e incluso que nos planteemos si tienen o no razón pero seamos cautelosos. Lo que digo aquí es que observemos, está persona que te está diciendo que no se puede ¿como vive? 

Si realmente crees que puede ser un modelo para ti y que ha logrado cosas que tu quieres tal vez te plantées escucharla, pero si es alguien que no ha hecho nada y te da consejos basados en su manera de percibir la realidad, pero no hay hechos que lo constaten, mejor irse a comprar tabaco aunque no fumemos.

-No dejarse llevar por la corriente: esto va muy ligado al punto anterior, no porque se hagan las cosas de determinada manera o porque todo el mundo piense de la misma manera, quiere decir que no haya otras vías. 

Cómo se abrió el camino.

Un día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura. Como era un animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas, subiendo y bajando colinas.     

Al día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que viendo el espacio ya abierto hizo a sus compañeros seguir por allí.    

Más tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.   

Después de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos si no hubieran seguido la vía abierta por el becerro.   

Pasaron muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y, finalmente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del tránsito, porque el trayecto era el peor posible.   

Mientras tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin pensar, sin preguntarse nunca si esa es la mejor elección.

Publicado en la edición n. 106 del Jornalinho (Portugal).

-Concéntrate en tus metas no en lo que los demás piensan: tu concéntrate en tus objetivos, no siempre te saldrán las cosas como tú quieres, pero desde luego vivirás de acuerdo a tus principios.

No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso. Theodore Roosevelt.

Recuerda que estamos aquí de paso, mejor vivir nuestra vida que no la de otros. Si te ha gustado este artículo compártelo en tus redes sociales y suscríbete a mi boletín para recibir inspiración cada semana.